Antropología Social y Etnología
TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD: DE LA INDUSTRIAL A LA DE LA INFORMACIÓN. Problemas políticos y culturales
Partimos de la premisa que hay una transformación de la sociedad, de la industrial a la de la información, este proceso esta configurado por la influencia de los medios masivos de comunicación, y de procesamiento y transmisión de la información, y por el establecimiento de un paradigma tecnoinformacional, que se convirtió según Mattelart (2002) en el pivote de un proyecto geopolítico, cuya función es la de garantizar la reordenación geoeconómica del planeta en torno a los pseudovalores de la llamada democracia de mercado y en un mundo unipolar. Lo que denominamos como globalización que no es otra cosa que el esquema actual de la reproducción del capital, es decir el capitalismo monopolista transnacional.
Comenzaremos a revisar aspectos generales de la sociedad industrial para poder visualizar los cambios en la transformación.
La aparición del estado moderno determinó el desarrollo del mercantilismo y del colonialismo que constituyen los antecedentes más directos de la Revolución industrial. En la época del mercantilismo se fortifica la burguesía como clase y a través de la Revolución Francesa asume el poder político.
Así con el surgimiento del liberalismo en el siglo XVIII y su afianzamiento en el siglo XIX, se consolida el sistema capitalista moderno. La revolución industrial posibilitó la transformación en una primera etapa de la producción artesanal en manufacturera apareciendo el proletariado, y en una segunda etapa en fabril. Hecho económico que determinó el perfeccionamiento del sistema capitalista que alcanzó un gran desarrollo y concentración expresado en la actualidad por las empresas multinacionales.
Parte de nuestras condiciones actuales de vida, de nuestra organización social, de hábitos y costumbres tienen origen en esa revolución industrial, que estructuró en torno a ella a poderosos factores capaces de satisfacer las necesidades humanas, alimentarlas y acrecentar tales necesidades. No solo se trató de un cambio en las formas de producción, sino que su influencia se extendió a todo el planeta y consolidó un sistema económico, político, social, cultural, educativo, etc., este fenómeno se lo puede ubicar a mediados del siglo XVIII en Inglaterra y se extiende en el siglo XIX a Alemania, Bélgica, Francia, EEUU y Japón. Las causas que originaron este fenómeno no fueron solamente de orden técnico, científico y económico, sino también de factores políticos que tuvieron una decisiva influencia en la formación del marco adecuado que lo posibilitaron.
La Revolución Industrial, si bien se produjo en los países que hoy son denominados desarrollados, estructuró un sistema mundial, que signó, mediante una división internacional del trabajo, el papel de productores de bienes industrializados a quienes tuvieron acceso a los adelantos técnico - científico, y el de proveedores de materias primas al mayor grupo de naciones que se constituyo en sostén fundamental de ese proceso, pero que sin embargo no participó de sus beneficios.
Con la introducción del maquinismo la producción de bienes se fue integrando en grandes líneas de producción y montaje, se adquiere la eficiencia y la productividad, se impone un ritmo de trabajo, la energía es tecnológicamente generada, conservada, transmitida y aplicada por el hombre.
Desde las primeras maquinas a vapor, a los enormes complejos hidroeléctricos y sofisticadas usinas termonucleares, la preocupación constante ha sido la de abastecer de energía en tiempo y lugar apropiado para alimentar la gran maquina industrial. La productividad es una pauta o criterio fundamental. En este sentido los cambios produjeron una influencia en todos los ámbitos de la vida, las relaciones con el medio tanto natural como social se vieron profundamente transformadas (conformación de metrópolis, deshechos industriales, reservas naturales que se agotan aceleradamente, etc.). Surgen también sectores secundarios y terciarios de la economía, caracterizados por la manufactura o elaboración de la materia prima y la realización o prestación de servicios.
Se produce una fenomenal absorción de mano de obra por parte de las nuevas industrias destinadas a alimentar las líneas de producción con la materia prima o semi elaborada, según los casos.
Se evidencian violentas oscilaciones como por ejemplo: irracionales jornadas laborales, mecanismos impuestos a las personas para la eficiencia en el trabajo, automatización de conductas, etc., y a la vez una larga lucha en defensa de los derechos de los trabajadores. Se destaca la importancia del trabajo para el hombre como esencial y dignificante, la relación hombre maquina no es otra cosa que el trabajo asistido por elementos mecánicos de la era industrial que potenciaban la fuerza del hombre como eficaces herramientas de producción, pero estas herramientas también terminan por desnaturalizar el trabajo, condicionando al hombre mismo a ciertas necesidades que la maquina imponía.
La aparición de nuevas tecnologías aplicadas a los procesos de producción y en general a diversos aspectos del quehacer humano, han generado una serie de cambios en las tradiciones de vida, en los hábitos y costumbres.
Los caracteres de la tecnología que contribuye en la expansión capitalista de esta sociedad industrial los podemos vislumbrar en
Racionalidad somete a los procesos tanto físicos como humanos a un campo estrictamente lógico abstracto, en una relación de causa efecto. La técnica en cualquiera de sus aspectos es estrictamente racional y tiende a someter lo espontaneo o irracional al mecanismo.
Eficacia adaptar los medios al fin que se desea conseguir para lograrlo con el menor consumo de dichos medios. Se trata de conseguir que las personas realicen el mínimo de movimientos específicamente necesarios para cumplir con su tarea.
Uniformidad Se la impone a los medios de producción en lo que se conoce como taylorismo, se estandarizan los medios para obtener mayor eficiencia, descompone el trabajo en sus partes más simples, cronometra cada movimiento, los coordina y regula la marcha del trabajo a un ritmo determinado.
El notable crecimiento y consolidación del sistema económico global, lo que se ha dado en denominar mundialización económico financiera o globalización, acompaña la emergencia de un nuevo modelo: el de sociedad informacional (Castells 1999) o sociedad de la información (Mattelart 2001).
Este modelo de sociedad post-industrial esta caracterizada por la preponderancia de la información sobre cualquier otro de los factores de la producción, aumenta la cantidad disponible de información y es necesario del auxilio de la informática a través de una nueva máquina basada en la electrónica y no en la mecánica. Al decir de J. Attali “se sale de un universo político y social controlado por la energía, para ingresar al universo dominado por la información”. Hay un avance incontenible de la información, de su difusión y diseminación digitada en todo el cuerpo social, tanto en la actividad económica, como científico cultural “si la materia es energía, la vida es información”, así el conjunto de las relaciones humanas es un circuito de información.
Mattelard y Schmucler en América Latina en la Encrucijada Telemática (1983) afirman “Es cada vez más claro que la información vehiculizada por los medios masivos de comunicación entendida como noticia, se vuelve concepto inadecuadamente restrictivo del proceso de información social”. La información impregna todas las instancias de la vida individual y social, es dominante en campos amplísimos que van desde los procesos productivos económicos hasta los mecanismos de regulación social, es un elemento básico del reordenamiento de los aparatos políticos, económicos, culturales y militares de casi todas las formaciones sociales existentes. La telemática interrelación de las computadoras y de las telecomunicaciones no vehiculiza una corriente inerte como la electricidad, sino información, es decir se constituye un nuevo poder. La convergencia de numerosas redes por donde circulan los flujos de información hacía un punto único, la pantalla de la terminal de la computadora, que bien puede ser la del televisor hogareño, indica la imposibilidad de aislar en nuestros días, los campos disociados de la información-noticia, la información-entretenimiento, la información-control social. De esta manera pareciera ser que la información da una horizontalidad de los espacios y hace participar a toda la sociedad de una realidad que se vuelve unificante y derriba las fronteras de las distancias geográficas, económicas, políticas, sociales y culturales.
La información se convierte así en una de las mercancías más negociables en el mundo contemporáneo, y el desarrollo de tecnologías de información conduce un proceso de integración y convergencia, que es en sí mismo creador de una transformación en todas las prácticas de trabajo, pero, particularmente ha cambiado los paradigmas, métodos y sistemas productivos en el campo de la comunicación social.
FALACIAS
La comunicación constituye uno de los factores que sostienen nuestra realidad socio-cultural, y sin embargo es a la vez profundamente condicionada por esa misma realidad. Encontramos falacias en esta realidad llamada sociedad de la información:
1. Uno de sus logros sería el acceso a una comunicación barata y abundante, lo que estimularía una mayor participación en el desarrollo social gracias a una percepción más clara de la realidad y sus problemas. Esto impulsaría a una interacción equilibrada y pluralista en el ámbito cultural. Sin embargo las tendencias muestran que para los países dependientes el acceso a la comunicación es desequilibrado y desigual local, nacional e internacionalmente; hay concentración de la información en las zonas urbanas y un predominio de modelos foráneos que no se relacionan con los estadios de desarrollos locales.
2. Otro de sus logros sería que la mayor disponibilidad de información y de sus canales de comunicación permitiría su propagación al conjunto de la población facilitando la integración, sin embargo su naturaleza de mercancía, el carácter monopólico de su producción y comercialización fortalece la fragmentación del sujeto y de la sociedad.
3. Se muestra la plenitud del sujeto a través del consumo, los ideales massmediáticos relacionan esto con su libertad, en cambio se transforma de ciudadano en consumidor perdiendo la esencia del valor de la libertad. Es decir, se es libre de consumir no de decidir.
Es decir, la expansión de la información en su cantidad y cualidad disponible no implica ni garantiza la circulación en relación con los valores postulados por la sociedad de la información.
El estudio del impacto de la globalización y de la emergencia de la sociedad de la información en la evolución de las culturas del mundo todavía esta en sus comienzos. Sin embargo se observan el inicio de cinco grandes tendencias que, con el tiempo pueden trastornar la configuración geocultural del planeta.
q La primera se refiere a la relación entre cultura y economía, que nos anuncia la naturaleza de los nuevos valores que dominaran la nueva fase del capitalismo y del consumismo.
q La segunda responde a la nueva relación que parece establecerse entre cultura y geopolítica, ya no se duda de hablar de una guerra de culturas como un factor determinante en las relaciones internacionales.
q La tercera esta ligada a la relación entre cultura y política, la emergencia de una cultura global que transgrede las fronteras culturales tradicionales se opone a la afirmación del estado-nación y reduce visiblemente el control del estado en la formación de los ciudadanos.
q La cuarta tendencia atañe a la relación entre las culturas, no solo parece mantenerse la clásica separación entre culturas dominantes y culturas dominadas, culturas productoras de sentido y frustrantes, sino que se añadirán nuevos fenómenos de destrucción y esclerosis, más extendidos en las sociedades marginalizadas.
q Y la última tendencia se refiere a la relación entre cultura y sociedad, la integración de una amplia franja de elites mundiales a una misma cultura global, dominada por los valores y la problemática de las sociedades más desarrolladas, produce el desmembramiento de muchas culturas nacionales y deja en un total vacío de sentido a sectores enteros de sociedades humanas.
A. Mattelart (2002) dice que “A la saga tecnológica de la conquista del espacio le ha sucedido otro gran relato: la conquista de la ciberfrontera. La primera trajo consigo el tópico de la aldea global. La segunda ya ha acuñado la denominación sociedad global de la información”. [1]
El ascenso de estas nociones de sociedad de la información y era de la información se convirtió en inseparable del vocabulario de la era global, y desde los discursos se pretende conferirles carácter de evidencia.
Sin embargo, la noción de sociedad global de la información es el resultado de una construcción geopolítica como ya dijimos. La sociedad de la información es la cara visible de las estrategias de la globalización. Es decir que los medios masivos y la informática están directamente relacionados con la dinámica y estructuración del poder económico y político a nivel mundial.
La efervescente expansión de las innovaciones técnicas de la información y la comunicación contribuye a que esto se olvide y se construye una nueva ideología que no dice su nombre, que se ha naturalizado y es jerarquizada como paradigma dominante del cambio. Y esto, por tanto desencadena fuerzas simbólicas que impulsan a actuar en un determinado sentido y no en otro, influyen en la reorganización de las formas de hacer la guerra y la paz; inducen una definición del cambio y de lo nuevo; instauran un sentido común, legitimando estas opciones como si fueran las únicas posibles y razonables cuando son las propias de un particular régimen de verdad. Para que las avanzadas tecnologías de la informática y la comunicación, por ejemplo internet, puedan funcionar, se precisa compartir no solamente competencias informáticas, sino que se requiere previamente, compartir redes significativas, códigos, valores, atribuciones de sentido, o sea fenómenos de la esfera de lo cultural que hagan posible la comunicación entre actores diseminados en la aldea planetaria (Mac Luham). En esta industria cultural a través de la información y la comunicación se afirman nuevas formas de dominio; se canalizan las estrategias de expansión planetaria de las llamadas empresas globales. El intercambio de productos, la mundialización de algunos bienes y servicios, como la Coca Cola, el automóvil o los servicios bancarios requieren previamente sistemas de percepción y apreciación compartidos, códigos comunes, una cierta estandarización en los signos, valores y ritmo, el consumo avanza sobre la cultura, más aún se inserta en ella. Cada nuevo producto coloniza un espacio de sentido.
Por esto decimos que el paradigma tecnoinformacional se ha convertido en el pivote de un proyecto geopolítico que tiene la función de garantizar la reordenación geoeconómica del planeta en torno a los pseudovalores de la democracia de mercado y en un mundo unipolar.
Estos procesos modelan a las distintas sociedades, a distintos ritmos, en cada rincón del planeta. Se están constituyendo nuevas relaciones económicas no solo a nivel mundial sino entre diversos bloques de países; se configuran nuevos estilos culturales afectados o en respuesta al influjo globalizador.
El lenguaje revolucionario ha emigrado hacia el campo del liberalismo que ha convertido la noción de revolución de la información en una expresión de pretensiones totalizantes que involucra a la revolución en los asuntos diplomáticos, revolución en los asuntos militares y revolución gerencial.
1. La revolución de los asuntos diplomáticos, propone el concepto de la diplomacia en redes reconfigura los parámetros de la hegemonía, las fuentes del nuevo poder son: la información libre (la crea el marketing, la televisión y los medios, la propaganda, sin compensación financiera), la información comercial, que tiene un precio y que esta en el principio del comercio electrónico, la información estratégica que es tan vieja como el espionaje. El sistema informacional se convierte en el vector de la ampliación de una comunidad pacífica de democracias, máxima garantía de un mundo seguro, libre y prospero. El eje de las tecnologías de información fundamenta el soft power es la capacidad de engendrar en el otro el deseo que se quiera que se desee, la facultad de llevarle a aceptar normas e instituciones que producen el comportamiento deseado, es la capacidad de alcanzar objetivos mediante la seducción antes que por la coerción, si un estado consigue que su poder sea legitimo a los ojos de los demás, logra instaurar instituciones internacionales, de esa manera se evita gastar tantos recursos económicos y militares tradicionalmente costosos.
2. Revolución en los asuntos militares, en los conflictos internos de la ex Yugoslavia y los de Medio Oriente se vio como la OTAN se convertía en una organización de seguridad casi autónoma en el mundo globalizado, que decidía por su cuenta las operaciones militares en estos espacios, estos conflictos precipitaron una mutación geoestratégica. La supremacía norteamericana en el ámbito de las tecnologías de la información fue confirmada sobre el terreno, tecnologías conocidas en la jerga militar como Comando/control/Comunicaciones/computación/inteligencia/vigilancia/reconocimiento fueron aplicadas, moldearon el discurso sobre la figura ideal e idealizada de la guerra perfecta, limpia, la guerra de “intervenciones quirúrgicas” y de “daños colaterales”, las cuales pueden ser transmitidas en vivo y en directo a todo el mundo, este sistema pone de relieve la superioridad tecnológica militar y encubre los verdaderos intereses en pugna y las víctimas de una intervención armada desde el polo hegemónico.
3. La razón gerencial es la versión técnica de lo político, la libertad de expresión ciudadana se ve obligada a cederle la mano a la libertad de expresión comercial, así se naturaliza la democracia global de consumo, la definición de diversidad cultural se transmuta en pluralidad de ofertas de servicio a consumidores de libre albedrío, el mundo se metamorfosea en comunidades de consumo. Hay un capitalismo libre de fricciones, el comercio online produce un cortocircuito en los intermediarios y restaura una llamada fluidez del intercambio, creando un capital cliente. El sujeto social se transforma en Sujeto del mercado.
Mattelart (2002) plantea que una economía global necesita un sistema de inteligencia global, la estrategia de un mundo sin fronteras determina la estrategia del sistema satelitario de televigilancia global a los imperativos de la guerra comercial. Por ejemplo la red Echelon instalada en el mayor de los secretos en 1948 por EEUU y sus cuatro aliados (Canadá, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda) con el fin de conseguir en ese momento la mayor información militar de la ex URSS y sus aliados, fue reciclada en un sistema de inteligencia económica para interceptar las llamadas telefónicas, faxes y correos electrónicos de las empresas competidoras o de instituciones como Greenspeace o Amnistía Internacional.
El proyecto del panóptico global descubre sus afinidades con el proyecto del panóptico en la vida cotidiana.
Para concluir se puede afirmar que la llamada revolución de la información contemporánea convierte a todos los nacionales del planeta en candidatos a una nueva versión de la modernización (en las versiones de posmoderno o sobremodernidad) se distribuye el mundo entre lentos y rápidos, la velocidad se convierte en el juicio de autoridad que crea un mundo sin leyes en el que esta abolida la cosa política. En nombre de la celeridad, es barrida la lenta acumulación histórica de las culturas, igual que un siglo antes, lo fue de las llamadas sociedades primitivas por los heraldos del progreso a marchas forzadas.
Se actúa como si el movimiento de unificación del mundo hubiese surgido recientemente. La dictadura del tiempo corto hace que se atribuya una patente de novedad, y por lo tanto un cambio revolucionario, a lo que en realidad testimonia de evoluciones estructurales y proceso en curso desde mucho tiempo atrás. La sociedad de las redes de información esta lejos de haber terminado con el etnocentrismo de los tiempos imperiales, hoy el manejo de la información se ha convertido en otro rostro más de la búsqueda de la hegemonía planetaria, al decir de Morin “solo nos queda la esperanza trágica”.
Daniel Roberto Álvarez
Bibliografía
Arocena, Rodrigo (1993): Ciencia, tecnología y sociedad. Cambio tecnológico y desarrollo – Centro Editor de América Latina – Bs. As. Argentina.
Barbero, Jesús M (1987): De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía – Gustavo Gili Ed. México.
Castells, Manuel (1999) La era de la información – Siglo XXI Editores – México.
De la Vega, Julio C (1996): Diccionario Consultor Político – Librograf Editora – Colombia.
García Canclini, Néstor (1997): Cultura y Comunicación: entre lo Global y lo Local – Ediciones de Periodismo y Comunicación – Universidad Nacional de La Plata – Bs. As. – Argentina –.
García Canclini, Néstor (1997): Ideología, cultura y poder – Publicaciones del CBC – Universidad de Buenos Aires – Argentina.
Goldthorpe, J.; Touraine, A.; Marglin, S.; Rosanvallon, P.; Bianchi, P.; Cillario, L. (1992): La sociología del trabajo – Centro Editor de América Latina – Bs. As. Argentina.
Instituto de Investigaciones Gino Germani – Facultad de Ciencias Sociales – UBA – Artículo: Globalización y cultura – Autor: Margulis, Mario – 2000.
Mattelart, Armand (1987): Pensar sobre los Medios - Fundesco – España.
Mattelart, Armand; Schmucler, Héctor (1983): América Latina en la encrucijada telemática – Editorial Paidós - Bs. As.
Mattelart, Armand (2002): Historia de la sociedad de la información – Editorial Paidós – Bs. As. – Argentina.
Revista de Economía Política de las Tecnologías de la Información y Comunicación – Artículo: Entrevista con Armand Mattelart. Intelectuales, comunicación y cultura: entre la gerencia global y la recuperación de la crítica – Realización y Edición: Reale, Analía; Mangone, Carlos – 2003.